La importancia del CNI en México

- Artículos - marzo 9, 2022

Por: Gerardo Jair Jaime González

La inteligencia en nuestro país tiene sus inicios con el presidente Venustiano Carranza, quien en 1918 creó la “Sección Primera”, dependiente de la Secretaria de Gobernación, la cual tenía el objetivo de identificar a sus oponentes en la transición de la revolución armada al establecimiento de las instituciones del Estado, para investigar y anticipar sus acciones. En 1929 la “Sección Primera” se cambia el nombre a “Departamento Confidencial”, y se subdivide en seguimiento a la información política y una “policía administrativa”.

Para 1938, solamente surge un nuevo cambio de nombre, llamándose ahora “Oficina de Información Política”; sin embargo, en 1942, en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, con nuestro país ingresando a este conflicto bélico y ya con el nombre de “Departamento de Investigación Política y Social” (DIPS) se amplían sus funciones de inteligencia interna. Cinco años después, en 1947 nace una nueva institución de inteligencia, llamada “Dirección Federal de Seguridad” (DFS) y en 1967 la DIPS modifica su nombre a Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (DGIPS).

Al tener dos instituciones con prácticamente las mismas funciones, en 1985 se crea la Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional, que fusionaba las labores de la DGIPS y la DFS. En 1989 esta Dirección cambia su nombre a “Centro Investigación y Seguridad Nacional”, mejor conocido como CISEN.

En 2018 tras el triunfo en las urnas del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, con pocos argumentos entre los más sonados que había agentes que desde hace años realizaban una sola labor y que sólo “escuchan conversaciones telefónicas” y con la idea equivocada de que el CISEN era “una instancia de espionaje político y que costaba muy cara” estaba decidido a desaparecerla. La poca experiencia del jefe de Estado en el tema sobre la relevancia que tiene la inteligencia para salvaguardar la seguridad nacional, la seguridad pública y la gobernabilidad lo llevaron a ver la existencia del CISEN de una manera muy simple.

Para fortuna de nuestro país, esta institución de inteligencia no desaparece y pasa a llamarse Centro Nacional de Inteligencia y el presidente coloca al frente a una de las personas de su mayor confianza, al general Audomaro Martínez Zapata. Quienes han ejecutado labores en materia de seguridad e inteligencia, sabemos que esta última bajo las mejores prácticas permite hacer valer el Estado de Derecho, generando y administrando información estratégica, que beneficia a millones de mexicanos.

En días anteriores, en redes sociales y prensa nacional daban a conocer una detención que requería de un mayor análisis y espacio del que se le dio. Fue la detención de José Bryan Salgueiro, alias “el 90”, quien pertenece a uno de los grupos de mayor relevancia del cartel de Sinaloa. Este análisis se realizaría no tanto al detenido, sino a la forma de la detención, ya que esta consistió en ingresar a las entrañas del territorio del grupo criminal históricamente reconocido, irrumpir una ceremonia religiosa y lo más importante, sin violencia, sustraer al objetivo para presentarlo ante la justicia. 

La inteligencia en nuestro país tras varios tropiezos, el más reciente y de trascendencia internacional el llamado “Culiacanazo”, pareciera que va recobrando su lugar en la agenda del presidente de la república, lo cual se ve reflejado en el corazón del CNI, ya que se ha recompuesto en el manejo de operaciones, coordinándose con diversas instancias como la Comisión Nacional de Combate al Secuestro, La Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la República y algunas secretarías de seguridad como la de la Ciudad de México, todas estas de índole civil, sin dejar a un lado a las Fuerzas Armadas.

Recordemos que de acuerdo con el artículo 19 de la Ley de seguridad nacional, el CNI tiene como facultad y responsabilidad: “Operar tareas de inteligencia como parte del sistema de seguridad nacional que contribuyan a preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano, a dar sustento a la gobernabilidad y a fortalecer el Estado de Derecho”

No sólo el CNI, sino muchas instituciones de inteligencia de nuestro país (porque también las policías estatales e incluso municipales, entre otras instituciones), cuentan con personas capacitadas, tecnología de punta, procesos y manuales operacionales que se han construido a lo largo de los años, aunque en muchas ocasiones desde Palacio Nacional se insista que todo en el pasado estaba podrido. Operaciones como la detención de “el 90” recuerdan que la coordinación entre la Fuerzas Armadas y civiles es posible y genera beneficios a nuestra nación.

Bibliografía y legislación consultada:

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