Hoy, hace 169 años, nació Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis. De origen judío, no recibió ninguna educación religiosa o nacionalista. Estudió medicina en la Universidad de Viena. Luego de realizar diversos estudios en torno a los estupefacientes, en específico sobre los supuestos efectos curativos de la cocaína, Freud instaló una clínica para el tratamiento de la neurosis y la histeria a partir de la hipnosis y la catarsis. Tras el fracaso de sus hipótesis de tratamiento, Sigmund, optó por continuar sus investigaciones mediante la asociación libre, y ahí encontró la base del psicoanálisis.
Fue hasta 1899 cuando publicó, “La interpretación de los sueños”, su obra más relevante, seguida por “Tres contribuciones a la teoría sexual”, seis años más tarde. Fue en estos dos títulos donde estableció una nueva disciplina para el estudio de la mente humana: el psicoanálisis.
Murió en 1939, por muerte asistida por su medico personal Max Schur, para aliviar la agonía causada por un cáncer de paladar que le fue diagnosticado 23 años antes.
En honor a sus aportaciones, a continuación haremos un recuento de los conceptos principales de la teoría freudiana, así como su relación con nuestra área de estudio, el comportamiento delictivo. Es decir, vamos a recordar las bases de la criminología psicoanalítica.
La política criminológica de Sigmund Freud
Freud consideraba esencialmente al ser humano como un buscador de placeres. Es decir, todo aquello que se hace para evitar el dolor o crear goce. Define también al sujeto antisocial como aquel que en función de solventar el placer demandado por el inconsciente, genera un patrón de deprecio hacia los derechos de los demás.
La demostración de Freud de la existencia de una mente inconsciente y su concepto de autonomía psíquica, se consideran generalmente como una de su mayores contribuciones y siguen siendo las hipótesis fundamentales de la teoría psicoanalítica. Hay que recordar que Freud propuso una división de la mente en lo inconsciente, lo pre consciente y lo consciente, un modelo tripartito entre el “yo”, el “ello y el “super yo”.
El sistema inconsciente
Freud definió al Psicoanálisis como “la ciencia del inconsciente”, un objeto de estudio que es propiamente imaginario, pues no puede observarse directamente, sin embargo, su investigación metódica permite explicar y demostrar que los actos mentales tienen una causa definida, un propósito y pertenecen a un sistema lógico de las emociones.
De acuerdo con la teoría freudiana los procesos psíquicos son esencialmente inconscientes, y están sujetos a un proceso primario, en el que necesariamente lo que llega a ser consciente proviene del inconsciente. Para Freud, la ventana ideal para el estudio de este proceso fueron los sueños y los lapsus.
El equivalente instintivo
Se refiere a la manifestación psíquica externa de un instinto que se expresa por modificaciones motoras y secretoras, por ejemplo, un sentimiento. Son las emociones que se crean en el interior y se expresan mediante cambios en el comportamiento.
El modo de actuar del inconsciente es el proceso más primario del indivíduo, la primera forma de acción, la forma primitiva del psiquismo. Algunos modos de actuar del inconsciente que forman parte del proceso primario son los siguientes:
- Ausencia de cronología
- Ausencia del concepto de contradicción
- Lenguaje simbólico
- Igualdad de valores para la realidad interna y la externa o la supremacía de la realidad interna
- Predominio del principio del placer
Los elementos del aparato psíquico
Como ya mencionamos anteriormente, Freud estructuró su descripción de la personalidad a partir de tres elementos que se interelacionan, el “ello”, el “yo” y el “súper yo”. La forma en que se vinculan estos aspectos define las capacidades sociales del individuo y su desarrollo psicológico. ¿Pero a qué se refiere cada uno de estos elementos?
El “ello”
La parte primitiva y heredada de la personalidad cuyo objetivo es la satisfacción de todas las necesidades instintivas del sujeto para reducir su frustración.
El “yo”
El yo, de acuerdo con los análisis de Simón Brainsky sobre Freud, es la parte de la personalidad que constituye el contacto con el mundo exterior, la frontera entre lo interno y lo externo, es decir aquello que intermedia las exigencias del ello, y las prohibiciones del “super yo”.
El “Súper yo”
Es la parte de la personalidad que indica lo que se debe hacer y lo que está prohibido socialmente, representa las enseñanzas de las figuras de autoridad. De acuerdo con el criminólogo argentino, Raúl Zaffaroni, en el esquema freudiano la cultura reprime las tendencias agresivas o los instintos, generando control interno a través del “super yo”. Es así que el delito es una manifestación de las tendencias del inconsciente y sus pulsiones por ser cumplidas o expresadas.
El instinto
Freud definió al instinto como un excitante interno continuo que produce, al ser satisfecho, un placer específico. Constituye un concepto limite entre lo psicológico y lo biológico, y puede estudiarse desde ambos puntos de vista.
El instinto más básico es la agresión, la tendencia del individuo a defenderse, misma que conduce a la destrucción. El ser antisocial es agresivo consigo mismo y con quienes le rodean, es decir, se autodestruye y es destructivo.
Los mecanismos de defensa y la ansiedad
El término defensa fue acuñado por Freud en diversos estudios, como “Las neuropsicosis de la defensa”, “La Etimología de la histeria” y “Observaciones ulteriores sobre las neuropsicosis de la defensa”. Presenta al concepto como las luchas del “yo” para contrarrestar ideas y afectos dolorosos e inaguantables, todos aquellos conflictos que son susceptibles de conducir a la neurosis. El concepto evolucionó en sus estudios relacionándose con lo que más tarde nombró “abandono” y posteriormente “represión”, aunque más adelante concluyó que la represión formaba parte de los mecanismos de la defensa.
La ansiedad también fue acuñada por el médico para definir la emoción que embarga al individuo ante situaciones amenazadoras, es una señal de peligro para el “yo”. De ahí la deducción de que los mecanismos de defensa son estrategias inconscientes para reducir la ansiedad al ocultar ante uno mismo y ante el entorno el origen de la misma.
Importante recordar otros mecanismos de defensa como la fijación, cuando el sujeto tiene comportamientos y representaciones mentales que pertenecen a una fase anterior de vida. Otro concepto íntimamente relacionado a la fijación es el atavismo del delincuente, acuñado por Darwin y por el fundador de la criminología positivista, Cesare Lombroso. Se refiere a la regresión a etapas anteriores de la vida, por ejemplo, a la niñez.
La identificación, se refiere al mecanismo de la víctima de imitar la conducta odiada o amenazante. Contrariamente, la imitación se refiere a la mímesis con aquellas figuras que se admiran, ya sean reales o irreales.
La proyección consiste en atribuir a los otros características de uno mismo, o lo que se rechaza de uno mismo. Esta conducta brota cuando el “yo” es incapaz de asumir la responsabilidad de ciertos sentimientos o afectos dolorosos.
La racionalización, otro mecanismo frecuente, se refiere a la deformación de la realidad con la finalidad de justificar lo que nos sucede, explicaciones que protegen a nivel inconsciente el concepto positivo del yo.
Las etapas del desarrollo psicosexual
Freud observó que los infantes eran capaces de tener actividad erótica y estudió los distintos estados del desarrollo sexual, dividiéndolos en las siguientes fases:
La fase oral, que se refiere a las manifestaciones de la sexualidad que surgen en relación con las funciones corporales que no son básicamente sexuales, como la alimentación y el control de las esfínteres. Se extiende hasta los dos años de edad y se centra en la boca y los labios.
La fase anal, que va de los 2 a los cuatro años, cuando el niño o niña se centra en la función y control de sus intestinos, en el que la actividad erótica dominante se centra en la región rectal.
La fase fálica, abarca desde el tercer año de vida y aproximadamente hasta el quinto, en ella existe una relación psicológica y fisiológica con el acto de orinar, y en consecuencia con las areas genitales y los placeres derivados de la auto exploración. Es cuando comienza propiamente la distinción entre las diferencias anatómicas entre los hombres y las mujeres. Es en esta etapa en la que Freud especulaba que surgían las fantasías sexuales con el padre o con la madre, nombrando a estos complejos de “Edipo” o de “Electra”.
El complejo de Edipo
Basado en el personaje de la mitología griega, se refiere al deseo sexual que presenta un niño hacia la madre y el odio al padre por su intimidad con la madre.
El complejo de Electra
Este concepto es una derivación de los postulados de Sigmund Freud, que sin embargo, hoy es indispensable en el pensamiento psicoanalítico. Fue desarrollado por Carl Gustav Jung, se refiere al enamoramiento de la niña por el padre y el rechazo hacia la madre por el vínculo sexual con el padre.
La fase de latencia va de los 6 a los 12 años, se considera que en ella el interés sexual se relaja, los intereses eróticos se canalizan en otras actividades y se propicia la relación social. Es un proceso adaptativo en el que se reúnen y reconocen los aprendizajes adquiridos en las etapas anteriores.
Por último, la etapa genital, se refiere al momento en el que surgen y se desarrollan los instintos sexuales, nuevamente centra el placer en el área genital. Es importante reconocer que esta etapa sólo es alcanzable cuando no existe una fijación del individuo por las etapas anteriores de desarrollo, lo que provoca diversos desórdenes psicológicos. Es en esta etapa cuando el infante completa su potencialidad sexual y crea un sentido de identidad.
La herencia de Sigmund Freud
Hablar de Freud es hablar de las raíces de un árbol inmenso de conocimiento que gracias, tanto a sus discípulos como a sus detractores, sigue creciendo en función de comprender los laberintos del comportamiento humano. Sin duda un pensador que transformó su tiempo y los tiempos posteriores, y que no dejará de formar parte de las conversaciones y análisis de quienes buscamos comprender las causas del comportamiento delictivo.
¿Qué otros conceptos importantes desarrollados por Freud nos está haciendo falta definir?
Fuente: Hikal W., La criminología psicoanalítica de Sigmund Freud, Criminalía Año LXXV, No. 3, Pag. 199-223.